No culpar a factores externos por nuestras emociones es un primer paso necesario para una óptima gestión emocional que nos ayude a avanzar.
Nuestra identidad está constituida por un sistema de creencias que define nuestros pensamientos, y éstos determinan nuestras emociones, y éstas establecen tus comportamientos y acciones, por lo tanto tus reacciones están totalmente ligadas a cómo te sientes en cada momento.
La RESPONSABILIDAD: clave en la gestión emocional.
Para generar un cambio en nosotros debemos admitir que las emociones (ira, enojo,…) son nuestra responsabilidad, no de otras personas. El cómo reaccionamos a inputs externos, depende de nosotros.
Rara vez cuestionamos nuestras creencias, éstas son derivadas de nuestra cultura, entorno, experiencias, educación… Y, hacerlo, es vital para entender qué y por qué creemos lo que creemos, y de ahí condicionar nuestros pensamientos y, por ende, nuestras emociones y, finalmente, nuestras acciones.
Pasos: de la creencia a la acción.
PRIMERO: CREENCIAS.
SEGUNDO: PENSAMIENTOS.
TERCERO: EMOCIONES.
CUARTO: COMPORTAMIENTOS Y ACCIONES.
Para cerrar, es importante entender que TU SER no es lo mismo que TUS PENSAMIENTOS. Parece una frase sencilla, pero interiorizarla es esencial para avanzar hacia el autoconocimiento y crecimiento personal, por tanto, no somos lo que pensamos.
Escucha, lee, investiga y cuestiónate todo. Y recuerda que, el único gurú de tu vida, eres tú.