Una característica clave del coaching radica en su enfoque hacia el futuro: visualizar el objetivo, el “hacia dónde quiero ir”. Si bien en algún momento puntual esta metodología puede estimar un “salto” al pasado en una situación particular, no se hace con frecuencia.
Tanto la Psicología como el Coaching son dos profesiones que se centran en la mejora de la calidad de vida de las personas. Aunque existe algún tipo de retroalimentación entre ellas, hay que dejar claro que son profesiones diferentes, con limitaciones en cada una de ellas.
La dialéctica es clave en el coaching, con un enfoque sociológico y filosófico enmarcado en la fenomenología. Siendo el coach quien observa lo que dice el cliente y, especialmente, lo que no dice. El coaching cuestiona al coachee (cliente) en relación con su situación, siendo él mismo quien diseña su camino a seguir.
Es importante destacar que en la relación coach-cliente no existen jerarquías, es un trato entre iguales, ambos inician el camino de la búsqueda de significados y elementos potenciadores que han estado ocultos en el cliente. Ambos caminan de la mano en el viaje del autoconocimiento, donde con una activa atención se descubren las habilidades y talentos que la persona posee.
«El coaching consiste en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle».
JOHN WHITMORE